jueves, 7 de abril de 2011

Cuando parece que en el playroom no está pasando nada


Muchas veces sentí que nos habíamos estancado, meses y meses en dónde parecía no haber muchos cambios en los desafíos de Franco, entonces siempre Vero nos trae algo indicado para la ocasión, esta historia para compartir con el equipo de Franco

El Bambú Japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de una buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: “Crece, malditas seas!”...
Hay algo muy curioso que sucede con el Bambú Japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada durante los primeros SIETE AÑOS, a tal punto, que a un cultivador inexperto estaría esperando convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas, la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No. La verdad es que tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un conjunto complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente de que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que –en tanto no bajemos los brazos-, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradualmente e imperceptiblemente creando hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.
Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia...

1 comentario:

  1. Me encanto tu entrada Todo es tan cierto... Realmente todas en algun momento pasamos por la impaciencia y buscamos los cambios muy rapido y debemos calmarnos y tener mucha paciencia..

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